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Noviembre 18, 2025

Bucear en la provincia: breves apuntes sobre catálogos, pertinencia territorial y edición universitaria regional

Por
Pablo Jara Editorial Puntángeles

Nuestra pertinencia está en producir conocimiento crítico desde posiciones que el centro no puede ocupar, sin renunciar por eso a dialogar con los territorios del conocimiento y la cultura que trascienden lo geográfico.

Me gustaría partir estas reflexiones planteando algunas cuestiones sobre “lo territorial”. Por un lado, es un tema que está por decirlo de alguna forma, en la centralidad de los debates actuales con respecto a la producción literaria, académica, y por ende, circula en editoriales, en talleres, en revistas, y en publicaciones en general. Pero creo que es necesario detenernos brevemente en la idea de lo territorial, darle una vuelta al concepto, a su idea, y luego de eso poder adentrarnos en los catálogos de las editoriales que forman parte de la Red EDIUR.

Parto entonces con una anécdota que me contó un amigo escritor, Sergio Guerra, (y que la colocó en un ensayo titulado La urbex de la lengua) y con el cual hemos conversado en diferentes ocasiones sobre estos temas: hace dos años, en una feria del libro independiente de Valparaíso, que se realizó en el Parque Cultural, se dio un conversatorio, en donde participaba Yanko González, poeta, académico, y director de la editorial de la Universidad Austral.

En aquella ocasión, el entrevistador le preguntó por su obra, y de qué manera “el territorio” se dejaba ver en su escritura. Y cuando digo territorio, hablo del paisaje del sur de Chile, de Valdivia en particular, con su verdor inconfundible y esa lluvia incesante de la que todos hemos oído hablar. González, al parecer se mostró desconcertado, incluso incómodo, y ante la insistencia del entrevistador, finalmente respondió que el territorio que él habitaba era el de la poesía, y que eso no tiene nada que ver con la Región de los Ríos, donde reside.

Por tanto, hay un primer problema que se nos presenta, y es que lo territorial es en muchas ocasiones entendido como folclore, como paisaje local, una exigencia desde el centro de la producción cultural sobre esos lugares lejanos, ajenos, y cuya extracción se da en forma de retrato, que nos cuenten de qué va a vivir allá afuera, en la provincia. Resulta por lo demás llamativo que libros como por ejemplo Paseo Ahumada de Lihn, o la poesía de José Ángel Cuevas, no reciban el epíteto de “territorial”, o si es que lo llevan siempre es un apéndice al comentario general.

Porque el centro es el cosmopolita, el que puede hablar de temas que trascienden las fronteras, e incluso si pareciera que habla de algo “local” rápidamente se “universaliza”, mientras que las regiones, aparentemente, solo tienen permitido hablar de eso que ven allá, en sus comunas, y que alimenta el imaginario centrista de este país. La revista Medio Rural (que ahora está bajo el paraguas de la Editorial de la Universidad Católica del Maule) planteaba en una editorial del año 2019, a propósito del colectivo Pueblos Abandonados: “mover el centro del universo a la provincia” (de Rokha dixit).

Ahora bien, para seguir desgranando el tema, y adentrarnos en los catálogos, tengo que decir que las editoriales que formamos parte de esta red, no somos como cualquier otra editorial, sino que somos editoriales universitarias y regionales (pongo acento en el “y”). Es decir, respondemos a las universidades públicas o tradicionales que existen en nuestras regiones.

Podríamos preguntarnos entonces si es lo mismo una universidad de región y una universidad de la capital. A priori deberían responder a lo mismo, es decir, un espacio donde se forman profesionales, académicos/as, investigadoras. Pero en el caso de las regiones, existe un énfasis en “lo territorial” a nivel institucional, que opera, eso sí, en un registro distinto: no como “ficción folclorizada”, ni como mandato de localismo temático, sino como posición enunciativa situada. La universidad en Playa Ancha dialoga con su entorno inmediato —colegios, organizaciones sociales, centros de salud— pero esa vinculación territorial no determina ni limita los territorios del conocimiento que habita.

En ese sentido, los catálogos de las editoriales que formamos parte de esta red, son diversos y múltiples, y donde coexisten al menos, dos dimensiones de lo territorial. Por un lado, existe eso que podríamos denominar no universal, pero sí una inquietud intelectual que va más allá de lo geográfico que muchas veces es considerado como “nuestro territorio” (es decir, nuestra región). Por ejemplo, la última novedad de la editorial de la Católica del Maule, es una traducción de los Ensayos de Montaigne que hizo Pierre Jacomet; también destaco de su catálogo la traducción de Hamlet de Zurita. Otro ejemplo, la editorial de la Universidad de Valparaíso trae como novedad el libro Los palacios del éxtasis: un ensayo sobre Cesar Aira; o también, el libro Como llegar a ser (o no ser) escritor, de la Premio Nobel Wislawa Szymborska, de las ediciones de la Universidad Austral.

Cabe preguntarse entonces, cuando hablamos de pertinencia territorial, cuál es el territorio al que estamos respondiendo. Y en ese sentido, la universidad es ante todo un espacio de investigación y difusión de conocimiento (literatura, ciencias, humanidades, etc.) de ahí que también como editoriales universitarias regionales, haya un enfoque desde ese lugar, el conocimiento en su más amplia expresión, y que se refleja, sin duda, en nuestros catálogos.

Ahora bien, como decía anteriormente, existen también en nuestros catálogos libros que rescatan, valoran, y quieren poner en discusión temas, autores, problemáticas, que solo pueden ser pensadas desde estos lugares, es decir, las regiones (en su diversidad particular), pero ello no se debe porque sean “temas locales”, sino que la experiencia situada permite otras aproximaciones, genera preguntas e inquietudes intelectuales específicas.

Por ejemplo, el libro Arquitectura moderna en madera en el sur de Chile 1740-1940 de Ediciones UBB no es simplemente un libro regional sobre arquitectura del sur, sino una contribución a los estudios sobre modernidad periférica, circulación de saberes técnicos, y materialidad arquitectónica que solo puede ser pensada desde esa posición epistémica específica.

Nosotros desde Editorial Puntángeles, de la UPLA, estamos reeditando un libro titulado Valparaíso: auge y ocaso del Viejo “Pancho” 1830-1930, que es un estudio histórico sobre la ciudad puerto, en el marco de aquellos años donde es considerado como el puerto principal y cosmopolita.

La Universidad de La Serena publicó a mediados de año una segunda edición de la biografía de Gabriela Mistral, en donde se destacan facetas poco exploradas de la poeta. Un último ejemplo, la editorial de la U. Católica de Temuco, tiene como foco la interculturalidad, y ello se traduce en libros como La forma Mapuche de pensar y practicar la sociedad religiosa, o El aporte de los pueblos Ancestrales al desarrollo de Chile y Argentina, que supone aportes críticos a la antropología, la filosofía política y los estudios decoloniales desde una ese lugar y ese posicionamiento “territorial” que el centro no puede ocupar.

A modo de cierre de este conversatorio, los libros que he mencionado representan solo una muestra ínfima de nuestros catálogos. Pero creo que revelan algo importante que nos ha llevado a agruparnos en EDIUR: no existe una contradicción entre publicar a Montaigne y publicar sobre la arquitectura en madera del sur de Chile.

Ambos gestos editoriales responden a nuestra condición de editoriales universitarias regionales, pero entendiendo que cada uno habita un territorio distinto. Cuando hablamos de pertinencia territorial, entonces, habría que preguntarse: ¿a qué territorio nos referimos? Porque habitamos simultáneamente varios: el territorio del conocimiento académico y sus debates a escala global, el territorio de nuestras comunidades universitarias específicas, y también ese territorio físico, donde estamos emplazados, que nos permiten visibilizar problemáticas, autores y preguntas que solo emergen desde estos lugares.

No porque sean “temas locales” sino porque, como decía Yanko González en aquella anécdota inicial, el territorio que habitamos no es solo geográfico, sino que es un espacio enunciativo que excede esas fronteras artificiales.

Nuestra pertinencia está en producir conocimiento crítico desde posiciones que el centro no puede ocupar, sin renunciar por eso a dialogar con los territorios del conocimiento y la cultura que trascienden lo geográfico. Esa tensión productiva, esa coexistencia de territorios, es lo que nos caracteriza como editoriales universitarias regionales, y es lo que EDIUR busca visibilizar y defender.

Por Pablo Jara V.
Editorial Puntángeles (UPLA)

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